Las Reservas Silvestres Privadas son parte de la estrategia del Gobierno de Nicaragua para sumar a los productores del país en los esfuerzos por el cuido y conservación de los recursos naturales y contribuir a las acciones para mitigar los efectos del cambio climático.
María de los Ángeles Castro Catón, Directora General de Planificación y Sistemas de Información Ambiental del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (Marena), comenta que es parte de la restitución del derecho a los nicaragüenses a tener un medio ambiente saludable.
“De acuerdo a nuestra constitución, todos los nicaragüenses tenemos derecho a un medio ambiente saludable. Nuestro Gobierno, en garantía y restitución de estos, desarrolla, en este caso, a través del Marena estrategias específicas. Esta estrategia de Reservas Silvestres Privadas tiene un objetivo fundamental que es la conservación, pero acercando a productores, a dueños de fincas, de parcelas y a través de un seguimiento y un acompañamiento técnico podemos inducir y conducir también a un objetivo de conservación de bosques y de ecosistemas para el beneficio de todo el territorio, de todas las comunidades”, afirma.
Visión amplia
La funcionaria del Marena explica que se trata de un proceso sencillo, pero con uno de los objetivos de mayor visión que tiene esa entidad de Gobierno.
“Tenemos mucho entusiasmo a desarrollar y consiste en un acompañamiento. Los dueños de finca tienen algunos requisitos que son mínimos para poder optar y dentro de estos requisitos lo más importante es que se cumpla con criterios de conservación, ecosistemas. Que sean refugios de vida silvestre para los animales, que sean lugares donde haya gran importancia de recursos hídricos, por ejemplo, el tipo de bosque que hay, los árboles que sean nativos. Que tengan un peso en la conservación de los territorios”, explica.
Añade que una vez seleccionados dentro de esta estrategia, se emite un certificado que lo nombra como Reserva Silvestre Privada y que incluye un acompañamiento de parte del ministerio.
Diferencias con fincas productivas
Castro asegura que es un tema muy importante, pues a diferencia de una finca productiva, una Reserva Silvestre Privada tiene un enfoque eminentemente de conservación.
“Nosotros estamos convencidos de que es una labor de todos. No lo podemos hacer solos. ¿Cómo ayuda? Suma a todos los productores porque no solo son las reservas naturales que nosotros conocemos como el Parque Nacional Volcán Masaya o Laguna de Apoyo o cualquiera de las biosferas que tenemos en el país si no estos territorios son importantes porque crean un valor y una formación de valor en los productores. Que el tema de la conservación sí es sostenible, sí produce o puede ser productivo. Estos lugares se diferencian porque tienen alternativas diferentes, producen un sinnúmero de productos que son sostenibles. Productos orgánicos, inclusive, algunos también tienen plantas medicinales, tienen una diversidad, pero siempre desde el punto de vista de la conservación”, añade.
Su importancia
La importancia de estas Reservas Silvestres Privadas pasa también por ser aliadas en la lucha contra incendios, son observadores ambientales en sus territorios y contribuyen de manera significativa a las acciones de mitigación del cambio climático.
“Esta conservación que ellos hacen ayuda a mitigar los gases de efecto invernadero y producen también mayor oxígeno a los territorios y mayores espacios para corredores biológicos, que es el fin fundamental de las reservas. La visión es que en los territorios podamos organizarnos y tomar conciencia con los productores para que se puedan hacer corredores biológicos sostenibles”, asegura.
Óptica de los protagonistas
Jorge Guevara, propietario de la Reserva Silvestre Privada “El Cedro”, en el municipio de El Crucero, Managua, comenta que recibieron la certificación hace 4 años luego de un gran esfuerzo.
“En la cual realizamos muchas actividades que teníamos que desarrollar, conservar, identificar las aves, qué tipo de árboles había, si había agua, y otros valores ambientales. Y lo logramos hace 4 años, esta reserva forma parte de una propiedad más grande de 600 manzanas de una cooperativa, Adrián Castro Marín, el área que están viendo ahora que preservamos la familia Guevara Román, es un área de 80 manzanas en las que apoyados por el Marena logramos hacer un inventario de muchos árboles que están en peligro de extinción como los ceibos. Aquí el madero negro es endémico, pero en otros lados no. Tenemos laureles, tenemos cedro, tenemos roble, tenemos una serie muy importante de árboles que están sobreviviendo al cambio climático”, explica.
Coordinación con el Gobierno
Guevara, asegura que han desarrollado actividades de cuido del bosque como la repoblación de árboles. “Ustedes ven aquí un área que hace 11 años hicimos un vivero acompañado por el Marena, Inafor y la Alcaldía, de 100 mil plantas. Nosotros logramos 10 mil en este lugar. Eso nos hizo ganar muchos puntos cuando el Marena vio nuestro compromiso”, detalla.
El propietario recuerda que esas tierras entregadas por la Revolución hace 30 años fueron recibidas “como un desierto”.
“Ustedes lo que están viendo aquí fue una renovación natural, pero también de nosotros, del bosque. Sabemos de qué si nosotros acabamos el bosque, acabamos con los animales, se acaba el agua, se acaba el aire puro”, asegura.
Negociación con la naturaleza
El propietario de la reserva, menciona que, junto a una parte de los miembros de la cooperativa, alcanzaron “una negociación con la naturaleza”.
“Para poder preservar 7 u 8 variedades de aves. Aquí hay chachalacas, aquí hay guatusas, aquí hay venados. Nuestro compromiso es con la naturaleza para que algún día nuestros hijos puedan ver, puedan seguir viendo esto tan maravilloso que tenemos aquí. Una bendición de Dios y la Revolución. Porque la Revolución nos los dio, pero nos cuida a nosotros también Papa Chú (Dios)”, comenta.
Las Reservas Silvestres Privadas también se trabaja bajo la lógica del autoconsumo, sembrando cultivos que permitan, además de garantizar alimento a las personas que viven de ella, también los habituales que comparten ese ecosistema.
